Érase
una vez un elefante llamado Heinz. Heinz era un animal gigante pero
plácido. No tenía más remedio. Es que Heinz no era un elefante
cualquiera, era diferente ya que era un elefante de circo. Los
padres de Heinz también habían sido elefantes de circo y por eso él
había pasado toda su vida allí. Sin embargo, sus padres habían
nacido en Kenia y le habían contado muchas cosas sobre su país. El
sueño de Heinz era poder ir algún día a conocer la tierra de sus
padres pero era un sueño muy lejano.
El
circo donde trabajaba Heinz viajaba de lugar en lugar. Y en un viaje
a España se le metió una idea en la cabeza. Mientras tomaba la
comida un día (un montón de paja seca y asquerosa) escuchó hablar
al director del circo y oyó que el próximo destino del circo sería
un sitio llamado Túnez, ¡en África! Al oír eso, Heinz casi rompe
su jaula de los nervios, y al director del circo casi le da algo.
La
semana siguiente empezaron el viaje de España a África en barco.
Heinz se quedó toda la noche pensando en su plan de escape. No sería
nada fácil escapar siendo un elefante adulto de casi 3 toneladas.
El
día siguiente ya en Túnez ocurrió algo que el elefante nunca se
esperaría. Una de las butacas del circo se rompió y hubo una
conmoción. Todos los espectadores salieron corriendo del circo y
los domadores, incluyendo el director, se fueron a ayudar a la gente
a salir porque había algunos heridos. Heinz vio su momento para
escapar. O ahora o nunca, pensó. Salió cuidadosamente por la
puerta de atrás para que nadie se diese cuenta. Pero vio que había
un león entre rejas y Heinz no quería dejarlo allí así que le
pegó una patada a la jaula y la puerta salió volando. Le preguntó
al león si quería venir con él a Kenia y éste le dijo:
Una
vez fuera, no tenían muy claro adónde ir. Heinx tenía una vaga
idea de donde estaba Kenia pero no como llegar. Sólo sabía que
estaba en el sur de ese continente así que pusieron rumbo hacia el
sur. La aventura había comenzado....
FIN
DE PRIMERA PARTE